miércoles, 30 de junio de 2010

Analisis visual del vino



Las fases por las que pasa el análisis visual son las siguientes:

Examen de la limpidez. Lo realizamos mirando el disco de arriba a abajo y lateralmente. Debe estar brillante, sin objetos flotando ni velo que lo nuble. Si elevamos la copa y la miramos al trasluz, el vino ha de mostrarse transparente, cristalino y sin copos flotando. De lo contrario, diremos que está lechoso, turbio o velado.
Apreciación del color. El análisis del «vestido» lo realizaremos inclinando ligeramente la copa con el fin de determinar.

Intensidad o cantidad de color (que es lo que en los tintos denominamos “capa”). Es una manifestación del carácter tánico, por lo tanto, de la estructura, ya que los mismos componentes del vino intervienen en los dos casos. Tampoco hay que presuponer que un color intenso equivale a un gran vino, ya que simplemente puede reflejar una riqueza tánica excesiva y de carácter rústico. De la intensidad diremos que es ligera, sostenida, intensa, profunda...

Matiz o descripción del tipo de color (granate, picota, cereza, rubí, teja, ladrillo...)
Examen de la efervescencia (vino tranquilo, perlado, petillante o espumoso, persistencia y tamaño de la burbuja, etc.)
Fluidez y lloro. Es el último de los exámenes visuales. El catador inclina ligeramente la copa y le imprime un movimiento circular con el fin de que el vino se extienda por todas las paredes. Al escurrir a lo largo de la copa, el vino forma las lágrimas o «piernas». En principio, un vino que llore será mejor que otro que no lo haga, pero esto requiere muchas matizaciones.

El lloro está ligado al contenido en alcohol y extracto seco del vino, no siendo estos parámetros necesariamente positivos. Cuando un vino manifieste un lloro deficiente, le aplicaremos los términos de acuoso, líquido o fluido; en caso contrario: untuoso, graso, glicerinado, que hace lágrimas, con buenas piernas.

Una última matización al respecto: muchas veces lavamos las copas en el lavavajillas. Esto implica un último enjuague con abrillantador, con el fin de evitar las manchas de agua en la cristalería. Pues bien, estos restos de abrillantador impiden que la lágrima se desarrolle en la copa. Será necesario lavar las copas con agua y secarlas con un paño de hilo (que no deje pelusa) para poder apreciar el lloro en todo su esplendor.
Nociones de cata de vino

No hay comentarios:

Publicar un comentario