viernes, 2 de julio de 2010

Pasamos a la Fase Gustativa



Ingiere una cantidad suficiente de vino, de tal manera que se impregnen las papilas gustativas de la lengua.

Dale un "paseo" por la boca y presta atención a las sensaciones.

Recuerda que sólo hay cuatro sabores fundamentales: el dulce, el ácido, el salado y el amargo. Las papilas están "especializadas" en esto. Así, el sabor dulce se detecta al principio, en la punta de la lengua; el ácido en los laterales; el salado un poco más hacia el interior y el sabor amargo al final. El centro de la lengua es una zona más bien neutra (aprovecha este sitio para cuando tengas que darle alguna medicina o pastilla a niños pequeños).

Lo que percibimos es una mezcla de estos cuatro sabores "puros".

Fíjate en la primera impresión (¿cómo entra?). En su intensidad. ¿Se trata de un vino ligero, con cuerpo, amplio (llena la boca), sabroso, suave, grosero, etc.? Tiene que ser seco o dulce. Imposible las dos cosas a la vez.

Ahora se trata de ver el equilibrio entre acidez, extracto y alcohol. ¿En armonía o cada uno por su lado?. Si lo encuentras equilibrado podemos decir que se trata de un vino "redondo", esto es, sin aristas en el que los componentes se comportan de tal manera que no sobresale ni la acidez, ni el alcohol y junto con el extracto, es decir, el peso de la fruta se comportará como un todo armónico. Normalmente hay algún gusto dominante que bien puede ser la madera, la acidez, el alcohol, ...

Evaluamos esto.

¿Va bien la cosa?

Una vez ingerido el líquido, éste desprende los aromas volátiles al aumentar la temperatura y es lo que se denomina vía retronasal. Lo percibimos por la parte anterior de la nariz. Veremos si evoluciona, o no, y si refuerza la fase olfativa, o no. Si se trata de un vino persistente notarás los rasgos dominantes, tanto en su intensidad como en su duración. Y si no lo percibes,.... ¡te conviene apuntarte a mi curso de cata para que aprendas a diferenciarlo! :-).

Bueno, ya estamos listos para hacer una conclusión. Se trata de un vino de calidad, o vulgar y corriente. Es muy importante determinar el momento óptimo de consumo y, como habrás notado, el vino evoluciona y es un ser vivo que nace, crece, se muestra en su plenitud, y o lo bebes, o se muere.

Algunos tienen una vida de 3 meses, otros de un año, otros de tres, de cinco, de diez y otros de 20 ó 30.

Siempre hemos oído una frase parecida a que "los buenos vinos mejoran con la edad". Debo certificar que es totalmente cierta: al menos en mi caso, cuantos más años cumplo, más me gusta el vino ;-).

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